Juan José Rodríguez y la hermana del soldado Mauricio, momentos en que salían de la capilla en el cementerio Los Olivos en Ibagué.
(Foto: Fotos JORGE CUÉLLAR – EL NUEVO DÍA)
Marzo 20, 2012 - 00:00
¿Es este el papel de las familias en el conflicto armado en Colombia?
Caminar detrás del ataúd donde va Mauricio Alejandro Rodríguez Gamboa, de 26 años, fue el último momento que Juan José Rodríguez pasó con su hijo ayer en el cementerio Los Olivos de Ibagué.
La historia se repite. Una vez más decenas de familias lloran a sus seres queridos, reciben una bandera y escuchan de los altos mandos de las Fuerzas Militares, un sentido pésame.
Del último hecho, 11 soldados muertos en una emboscada de las Farc en Arauca y 11 familias desoladas, presas del dolor y la resignación, al sentir la pérdida de sus seres queridos como consecuencia de “una guerra absurda de los malos gobiernos”, así lo define Diana, una de las mejores amigas del soldado Mauricio Alejandro Rodríguez.
Este joven es el primero de los 11 soldados regulares en ser enterrado ayer en la capital tolimense. De esta cantidad de víctimas, ocho son de Ibagué y uno más de Villahermosa.
Rodríguez, quien tenía tan solo 26 años, era un apasionado por las motocicletas y ayudaba a su padre en el taller de motos ubicado en el centro de Ibagué, incluso, de regreso, él quería especializarse en Ensamble, cuenta Diana.
Era reconocido en el barrio El Carmen por su alegría y su humildad, era hijo único pero fuera del matrimonio de sus padres tenía varios hermanos. Según las declaraciones de algunos amigos, hoy Mauricio estaría en Ibagué de permiso y “no en cuatro tablas”.
Juan José Rodríguez, padre del soldado, precisa que su hijo no debió estar allá porque “él no tenía las instrucciones ni el entrenamiento para enfrentarse a la guerrilla en una zona tan peligrosa como es Arauca”. Afirma además que él no estaba apto para irse a prestar el servicio militar pero que lo hacía porque necesitaba la libreta.
Durante el sepelio, familiares y amigos consternados por lo ocurrido, dieron a Mauricio Rodríguez un último adiós entre música, aplausos y llanto.
‘Los hijos de la patria’
Con 18 años, Juan Obidio Ortiz Ayala, fue enviado a las selvas de Arauca a prestar su servicio militar siendo solo un joven sin experiencia. “Él simplemente sabía coger un azadón, era un campesino no mas”, dice Marta Ayala, tía del soldado, quien añadió que su sobrino trabajaba en una finca de la zona rural de Ibagué antes de prestar el servicio.
En medio de su dolor, Floralba Ayala, madre del soldado, relata que su hijo “era un campesino enamorado de los cultivos de café pero se presentó al Ejército para tener la libreta y después trabajar”.
Edilberto Rincón, conocido como uno de los mejores arrieros del municipio de Villahermosa, ya reposa hoy sobre las tierras donde creció. Con 19 años, la ilusión de ser militar empezó cuando ingresó al Ejército en junio del año pasado. Sin llevar tres meses de entrenamiento, el joven soldado regular fue llevado a Arauca, donde no esperaba que la muerte lo sorprendiera.
Por otro lado, coinciden algunos familiares del soldado Cristian Camilo Lugo, de 20 años, “el joven se fue con la ilusión de seguir la carrera militar y conseguir una vivienda digna para su madre y su hermano”.
Servicio militar: un tiquete a la selva
Se lee en la página web del Ejército que “todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan, para defender la independencia nacional y las instituciones públicas, con las prerrogativas y las exenciones que establece la ley”. (Art. 3 Ley 48 de 1993).
Es decir, los jóvenes soldados que ingresan o que son obligados a hacerlo, deben tomar un fusil y salir al campo de guerra con o sin experiencia, según los mismos padres de los soldados muertos en Arauca, ninguno de ellos, al menos cuatro de los tolimenses, tenían los conocimientos y el entrenamiento para ser trasladados para Arauquita.
“Cómo es posible que envíen unos ‘pelaos’ sin instrucción militar a una zona de guerra, para eso el Ejército tiene unos soldados profesionales a quienes se les paga por defendernos...a ellos se les pagan para matar o para morir”.
“Fue una irresponsabilidad del Gobierno, los mandan para que sean carne de cañón de la guerrilla, ahí es donde está mi dolor, por que no mandan otra gente”, cuestiona el padre del soldado Nayid Bonilla.
A ello se suma las pocas posibilidades de empleo que tendrían la mayoría de jóvenes si no tuvieran una libreta militar.
“Hoy en día los jóvenes no tienen la oportunidad de escoger, sólo se van por allá porque necesitan un trabajo que no van a conseguir sin una libreta militar”, argumenta la señora Ayala, tía del soldado Ortiz Ayala.
Se suman las voces de otros parientes, quienes manifestaron que sus hijos se fueron porque pensaban en una mejor vida para ellos y sus propias madres.
A este reproche, muchos de los asistentes a los velorios se preguntaron ¿por qué enviaron jóvenes inexpertos a esa zona? ¿por qué no enviaron a soldados profesionales, quienes según el Presidente, están entrenados y tienen la capacidad para hacerlo?
Dicen el ‘cómo’ pero no son claros con el ‘por qué’
El mismo presidente de la república Juan Manuel Santos, en declaraciones dadas en días recientes, afirmó que la tragedia en Arauca se debió a un ‘error táctico’ pero añade además que si no hay disciplina, si no siguen al pie de la letra las instrucciones, si no siguen con rigor los procedimientos eso cuesta vidas, en las guerras eso cuesta vidas. Infortunadamente en esta ocasión eso sucedió, la falta de rigor, la falta de seguir con los procedimientos al pie de la letra, le dio la oportunidad al enemigo, y esa oportunidad fue la que desencadenó este triste resultado”, señaló.
Sin embargo el ‘error táctico’ del que hablan los altos mandos fue puesto en entre dicho por el padre de uno de los soldados muertos, quien afirma que la responsabilidad es del Gobierno y “no de aquellos jóvenes que van allí a cumplir órdenes sin el más mínimo de experiencia.(...) “A ellos ya los tenían sitiados unos francotiradores....Eso me lo dijo mi hijo en una de las tantas conversaciones que teníamos”.
Dato
De los nueve soldados tolimenses asesinados en Arauca, Mauricio Rodríguez fue sepultado ayer en Ibagué. El cadaver de Edilberto Rincón fue trasladado a Villahermosa. Hoy se cumpliran las exequias de los siete militares restantes.
Del último hecho, 11 soldados muertos en una emboscada de las Farc en Arauca y 11 familias desoladas, presas del dolor y la resignación, al sentir la pérdida de sus seres queridos como consecuencia de “una guerra absurda de los malos gobiernos”, así lo define Diana, una de las mejores amigas del soldado Mauricio Alejandro Rodríguez.
Este joven es el primero de los 11 soldados regulares en ser enterrado ayer en la capital tolimense. De esta cantidad de víctimas, ocho son de Ibagué y uno más de Villahermosa.
Rodríguez, quien tenía tan solo 26 años, era un apasionado por las motocicletas y ayudaba a su padre en el taller de motos ubicado en el centro de Ibagué, incluso, de regreso, él quería especializarse en Ensamble, cuenta Diana.
Era reconocido en el barrio El Carmen por su alegría y su humildad, era hijo único pero fuera del matrimonio de sus padres tenía varios hermanos. Según las declaraciones de algunos amigos, hoy Mauricio estaría en Ibagué de permiso y “no en cuatro tablas”.
Juan José Rodríguez, padre del soldado, precisa que su hijo no debió estar allá porque “él no tenía las instrucciones ni el entrenamiento para enfrentarse a la guerrilla en una zona tan peligrosa como es Arauca”. Afirma además que él no estaba apto para irse a prestar el servicio militar pero que lo hacía porque necesitaba la libreta.
Durante el sepelio, familiares y amigos consternados por lo ocurrido, dieron a Mauricio Rodríguez un último adiós entre música, aplausos y llanto.
‘Los hijos de la patria’
Con 18 años, Juan Obidio Ortiz Ayala, fue enviado a las selvas de Arauca a prestar su servicio militar siendo solo un joven sin experiencia. “Él simplemente sabía coger un azadón, era un campesino no mas”, dice Marta Ayala, tía del soldado, quien añadió que su sobrino trabajaba en una finca de la zona rural de Ibagué antes de prestar el servicio.
En medio de su dolor, Floralba Ayala, madre del soldado, relata que su hijo “era un campesino enamorado de los cultivos de café pero se presentó al Ejército para tener la libreta y después trabajar”.
Edilberto Rincón, conocido como uno de los mejores arrieros del municipio de Villahermosa, ya reposa hoy sobre las tierras donde creció. Con 19 años, la ilusión de ser militar empezó cuando ingresó al Ejército en junio del año pasado. Sin llevar tres meses de entrenamiento, el joven soldado regular fue llevado a Arauca, donde no esperaba que la muerte lo sorprendiera.
Por otro lado, coinciden algunos familiares del soldado Cristian Camilo Lugo, de 20 años, “el joven se fue con la ilusión de seguir la carrera militar y conseguir una vivienda digna para su madre y su hermano”.
Servicio militar: un tiquete a la selva
Se lee en la página web del Ejército que “todos los colombianos están obligados a tomar las armas cuando las necesidades públicas lo exijan, para defender la independencia nacional y las instituciones públicas, con las prerrogativas y las exenciones que establece la ley”. (Art. 3 Ley 48 de 1993).
Es decir, los jóvenes soldados que ingresan o que son obligados a hacerlo, deben tomar un fusil y salir al campo de guerra con o sin experiencia, según los mismos padres de los soldados muertos en Arauca, ninguno de ellos, al menos cuatro de los tolimenses, tenían los conocimientos y el entrenamiento para ser trasladados para Arauquita.
“Cómo es posible que envíen unos ‘pelaos’ sin instrucción militar a una zona de guerra, para eso el Ejército tiene unos soldados profesionales a quienes se les paga por defendernos...a ellos se les pagan para matar o para morir”.
“Fue una irresponsabilidad del Gobierno, los mandan para que sean carne de cañón de la guerrilla, ahí es donde está mi dolor, por que no mandan otra gente”, cuestiona el padre del soldado Nayid Bonilla.
A ello se suma las pocas posibilidades de empleo que tendrían la mayoría de jóvenes si no tuvieran una libreta militar.
“Hoy en día los jóvenes no tienen la oportunidad de escoger, sólo se van por allá porque necesitan un trabajo que no van a conseguir sin una libreta militar”, argumenta la señora Ayala, tía del soldado Ortiz Ayala.
Se suman las voces de otros parientes, quienes manifestaron que sus hijos se fueron porque pensaban en una mejor vida para ellos y sus propias madres.
A este reproche, muchos de los asistentes a los velorios se preguntaron ¿por qué enviaron jóvenes inexpertos a esa zona? ¿por qué no enviaron a soldados profesionales, quienes según el Presidente, están entrenados y tienen la capacidad para hacerlo?
Dicen el ‘cómo’ pero no son claros con el ‘por qué’
El mismo presidente de la república Juan Manuel Santos, en declaraciones dadas en días recientes, afirmó que la tragedia en Arauca se debió a un ‘error táctico’ pero añade además que si no hay disciplina, si no siguen al pie de la letra las instrucciones, si no siguen con rigor los procedimientos eso cuesta vidas, en las guerras eso cuesta vidas. Infortunadamente en esta ocasión eso sucedió, la falta de rigor, la falta de seguir con los procedimientos al pie de la letra, le dio la oportunidad al enemigo, y esa oportunidad fue la que desencadenó este triste resultado”, señaló.
Sin embargo el ‘error táctico’ del que hablan los altos mandos fue puesto en entre dicho por el padre de uno de los soldados muertos, quien afirma que la responsabilidad es del Gobierno y “no de aquellos jóvenes que van allí a cumplir órdenes sin el más mínimo de experiencia.(...) “A ellos ya los tenían sitiados unos francotiradores....Eso me lo dijo mi hijo en una de las tantas conversaciones que teníamos”.
Dato
De los nueve soldados tolimenses asesinados en Arauca, Mauricio Rodríguez fue sepultado ayer en Ibagué. El cadaver de Edilberto Rincón fue trasladado a Villahermosa. Hoy se cumpliran las exequias de los siete militares restantes.
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